Del dolor colectivo a la posibilidad del milagro.

Por Hilda Landrove

A los de MSI, que pusieron sus cuerpos para intentar el milagro. A todo lo que despertó. A Amaury Pacheco

¿Hay tal cosa como un dolor colectivo? ¿Puede tocarse? ¿Y cómo se hace para transmutarlo? Hace unas semanas tuve un sueño en el que, como en otras ocasiones toqué, o mejor decir, fui tocada, por una tristeza no-personal. En el sueño estoy en un barco; pero no lo sé hasta mucho después, cuando conecto los sucesos del sueño con la historia que Bayo Akomolafe nos ha contado en su curso We Will Dance with Mountains. El sueño todo es una reelaboración de esa historia: Somos un grupo pequeño, participando en una dinámica de esas que llenan los talleres sobre emprendimiento social y/o cultural. Seis o siete mujeres, aunque solo logro enfocar completamente a las dos que están a mi lado y a la facilitadora del ejercicio. Nos ha pedido que bailemos al ritmo de una música que comienza a escucharse en el momento en que ella enuncia el pedido, y que evoca una lejana cadencia africana.

Imagen promocional del curso We will Dance With Mountains
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Luis Manuel Otero Alcántara, el artista que se niega

Entre las maniobras que conforman la campaña de descrédito del Estado cubano contra Luis Manuel Otero Alcántara, se encuentra la que insiste en enfatizar su condición de no-artista o demeritar su calidad artística. Así lo atestiguan, por poner solo el más reciente ejemplo, las opiniones vertidas en Cubadebate, leídas en el montaje televisivo del 28 de noviembre de 2020 que, con varios temas y especialistas, difamó de los implicados y tergiversó los acontecimientos asociados al Movimiento San Isidro.

«¿Con qué derecho puede alguien, que no tiene ninguna obra intelectual o artística o, incluso, si la tuviera, que no es el caso, ofender, herir de obra o de palabra el cuerpo o los sentimientos de la mayoría y aún así, pretender que se le reconozcan o admitan sus exigencias, aunque sean descabelladas o ilegales?»

Sin embargo, durante algunos años y al menos hasta 2015, varias publicaciones culturales de corte oficialista han reseñado y dialogado con Luis Manuel Otero Alcántara, no solo reconociéndolo como artista sino también elogiando la calidad y novedad de su obra. Estas publicaciones son la página de la Asociación Hermanos Saíz, El Caimán Barbudo, Revolución y Cultura y La Ventana (Casa de las Américas). Algunas de ellas solo tuvieron soporte digital, cuyos enlaces están hoy desactivados, ya sea por desactualización del sitio en sí, o por lo que parece ser un borrado intencional de referencias a Otero en un sitio aún vigente. A continuación, los enlaces a estas publicaciones en orden cronológico y su estado actual de accesibilidad y vigencia:

2011 – “Los Héroes de Alcántara” (?) Sobre la exposición “Los Héroes no pesan” (?). Sitio Web de la Asociación Hermanos Saiz (AHS). Publicación aparentemente eliminada de página vigente y actualizada, referida por el Caimán Barbudo



2012 – “Arte pirata en La Habana” Entrevista con Luis Manuel Otero por Yadira de Armas Rodríguez El Caimán Barbudo. Publicación accesible en página vigente y desactualizada




2014 – Espacio Abierto (reseña sobre exposición en Feria del Libro 2014). Revolución y Cultura. Publicación con versión impresa accesible en página vigente y actualizada


2015 – “Miss Bienal juega con F de Fuego y de Futuro” por Roberto Zurbano Torres. LA VENTANA (Casa de las Américas) Publicación accesible en página vigente y desactualizada.


En estas publicaciones oficialistas que tratan a Luis Manuel Otero como artista con una obra relevante se pueden destacar tres puntos:

  • La primera publicación al parecer fue eliminada de la página oficial de la AHS, justo la institución que en ese mismo sitio lanzó la reciente declaración contra el Movimiento San Isidro (http://www.ahs.cu/declaracion-de-la-direccion-nacional-de-la-asociacion-hermanos-saiz/), donde como es de esperar las palabras “arte” y “artista” están ausentes. El enlace de la publicación eliminada aparece en el Caimán Barbudo, al mencionar la exposición de Otero “Los héroes no pesan”.
  • La publicación de Revolución y Cultura, además de reseñar brevemente la obra de Otero, presenta en la solapa de la contraportada una pieza de “Los héroes no pesan”, no visible en el pdf, pero consultable en la versión impresa.
  • Irónicamente la portada del Caimán Barbudo, donde aparece la entrevista al artista Luis Manuel Otero presenta, junto al mapa de Cuba, la contundente frase: “No hay futuro sin memoria”. Igualmente, el artículo publicado por Casa de las Américas un año después presenta a Luis Manuel Otero Alcántara en su avatar performático de Miss Bienal, que juega con la «F» de fuego y futuro. Precisamente el fuego que hoy se quiere apagar, el futuro que se quiere borrar institucionalmente, apagando y borrando el pasado.

Aquí puede verse la mencionada exposición: “Los Héroes no pesan”, de Luis Manuel Otero Alcántara”. Aquí, una reseña de la exposición ( ver páginas de la 28 a la 31)

Luis Manuel Otero Alcántara no dejó de ser un artista después del 2015, cuando La Ventana reseñó su participación en la Bienal de la Habana. Lo que dejó de ser fue un artista reconocido por la institucionalidad cultural del Estado cubano. Fue probablemente en 2017, en el performance realizado en la antigua Manzana de Gómez, que cuestionaba la remoción del busto de Julio Antonio Mella para la construcción del hotel Manzana Kempinski y con la fundación del Museo de la Disidencia en Cuba, que selló su deslinde definitivo; un deslinde que no realizó él, sino que fue operado sobre él desde esa institucionalidad.

Tal deslinde equivale a pretender que no fue nunca un artista, borrando su historia en una operación de invisibilización que se extiende hacia el pasado para construir la imagen de un farsante en el presente. Pero Luis Manuel Otero Alcántara es un artista, solo que es uno que no cabe en los estrechos límites de un proyecto cultural que pregona abiertamente sus espacios de exclusión. Y eso no sería ningún problema, si no fuera porque el espacio de exclusión está habitado también por silenciamientos y pretensiones de no existencia.

Rubén Lombida

Amaury Pacheco: «Somos un cuerpo conectado con la fuerza de sanación de nuestra nación.»

Lo que sigue a continuación es la transcripción de un fragmento de las palabras de Amaury Pacheco e Iris Ruiz. Amaury Pacheco e Iris Ruiz son artistas cubanos con años de experiencia en la poesía, en el teatro, en el mundo de una cultura cubana hecha en las márgenes que, desde allí, alimenta el alma de la existencia colectiva de la nación. Caminero transcribe sus palabras para sumarse al intento no solo de visibilizar la situación que un grupo de artistas del Movimiento San Isidro estánprotagonizando en enconada batalla por la liberación de Denis Solís y por derechos básicos, sino de hacer comprender que San Isidro es mucho más que San Isidro y que allí está jugándose lo que somos y lo que pudiéramos llegar a ser como país y como nación.

Amigos del mundo y de todas partes:

Estamos conectados. Super conectados. Lo que está ocurriendo ahora mismo en San Isidro es la pulsión de lo que está pasando por el centro de la nación. Bulla, histeria, hambre, huelga, ahí está todo lo que ha ocurrido durante estos sesenta años. Y ahora mismo en San Isidro se está dando como algo enconado, directo, que está pasando por las vías de esos artistas, por las vías de esos activistas. Estamos llegando al delirio. Ya sabemos cómo son los artistas. Trabajan sobre la imagen; su sistema nervioso es rápido, fugaz, contundente; reciben lo que la nación está viviendo ahora mismo y que se está concentrando en San Isidro. Están en medio del barrio, con todos los dilemas del barrio… Ese barrio tiene un valor indescriptible para nosotros. San Isidro es un barrio de gran valor.

Allí, en San Isidro, se está viviendo el racismo estructural. Por ahí está pasando la incongruencia del sistema judicial cubano; está pasando el hambre; está pasando la miseria del pueblo cubano; la histeria silenciosa del pueblo cubano. San Isidro es la pulsión; lo que está saliendo. Lo que estamos viendo es lo que hay, de alguna manera, en el alma del pueblo cubano. Es la patología, directamente, como un grano enconado que está supurando. Ese movimiento está purificando, a través de la catarsis, toda la situación. Estamos conectados con todos los amigos. Estamos conectados pidiendo por San Isidro porque San Isidro es la patria. San Isidro es lo que los cubanos estamos sintiendo. Lo que está sucediendo allí es lo que el cubano tiene en el alma. El dolor de su represión por asumir la verdad, por hablar con claridad, por asumir su propia libertad. Es una gran puesta en escena donde estamos hablando los enfermos, porque por nuestros cuerpos pasa la enfermedad, por nuestros cuerpos pasa el mal de la nación.

Obra de Yulier Rodríguez dedicada al Moviento de San Isidro

San Isidro es la patria. San Isidro es lo que los cubanos estamos sintiendo. Lo que está sucediendo allí es lo que el cubano tiene en el alma.

Amaury Pacheco
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Cuba: ¿Cómo imaginar una nación inconclusa?

La idea de la nación es una construcción muy particular, sobre todo esa que va irremediablemente ligada al Estado. Este tipo de nación suele presentarse siempre como una especie de crisol en el que han confluido diversos grupos humanos: razas, etnias, pueblos en movimiento. Cuando se mira al pasado desde el Estado-nación, tal parece que esos grupos humanos han firmado un contrato para la convivencia aceptando leyes superiores que pueden englobarlos y satisfacerlos a todos, y tal parece también que todos esos grupos tuvieron las mismas condiciones y el mismo grado de participación en la conformación de la fusión resultante.

La metáfora del crisol y la mezcla esconde que ese gran contrato de superación de las diferencias en nombre de un bien mayor, es siempre el proyecto de uno de los grupos involucrados. Repensar la convivencia de grupos humanos con historias particulares en un mismo espacio precisa de otras imágenes que den espacio a la diferencia, a la revelación del dominio de unos sobre otros presentado como fusión feliz, y como presunción de acuerdo y ausencia de conflicto.

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Pequeña grieta y confluencias en la gran ciudad

La  Ciudad de México es una ciudad hermosa y brutal. Una sensación post-apocalíptica aflora en su exhuberancia imposible; un hábitat colapsado que continua existiendo como por milagro y que alberga un montón de criaturas disímiles y sueños imposibles. Hecha de confluencias contradictorias, suele ser el escenario de sorpresas minúsculas y de misterios que afloran como grietas en las paredes.

Uno de esos me sorprendió en la tarde casi bajando del metro. Un señor había estado recitando en voz apenas audible una reflexión sobre la necesaria fidelidad de los hijos a los padres. Esta clase de discursos, que contienen lecciones morales e invocan con frecuencia a Dios y la virgen, ocupan un capítulo destacado en la producción del ejército de desempleados que ocupan el metro para hacer un poco de dinero recitando poemas, cantando o dando consejos. Como suelen hacer casi todos, también este señor explicó, al concluir, que aunque tenía todavía fuerzas para trabajar, estaba sin trabajo y que acudía a los presentes esperando que hubieran disfrutado de su reflexión y agradeciendo cualquier ayuda que pudieran darle.  Y a continuación, pasó a la segunda parte de su recital, esta vez con voz grave y profunda:

“Cultivo una rosa blanca
En julio como en enero
Para el amigo sincero
Que me da su mano franca.
Y para el cruel que me arranca
El corazón con que vivo
Cardo ni oruga cultivo
Cultivo una rosa blanca.“

Este poema de Martí, si no el primero sí el más recurrente de los que se aprenden en Cuba sonaba, declamado en el metro de Ciudad México por un señor sin trabajo a una multitud más o menos apática, como una aparición inverosímil. Por un momento, su voz hizo confluir recuerdos lejanos y catástrofes presentes; y la isla ausente pareció hilvanarse con el caos de la metrópoli. Y también pareció profundamente anacrónica, dislocada de tiempo, de lugar y de ánimo. Incluso como confluencia, habitar la suma de los desatinos cotidianos exige pensar que el mundo necesita, más que rosas blancas, «una carga para matar bribones».  

A la luz de esa imagen casi llegó a parecerme inútil el mensaje de aquella aparición inesperada cuando comprendí -ocupada ya en darle algo de dinero al señor a tiempo todavía de bajar en la estación siguiente- que había un sentido en el suceso. Supe que lo que hilvanó esa voz en medio del caos contenía una advertencia, o quizás un simple recordatorio; uno capaz de remediar cualquier anacronismo. Orquestado por manos invisibles y hecho tangible a través de una voz desconocida, venía a recordar que cualquier carga «para matar bribones» resultaría inútil sin el gesto desapegado del cultivador impecable, sembrando por igual para amigos y enemigos. Incluso en medio de la contienda, sometidos ya a sus designios es todavía posible, y deseable, no albergar odios inútiles. Y ese, era un recordatorio que valía la pena llevarse a casa.

Hilda Landrove

Tercer Nacimiento

Ya yo también estoy entre los otros

Prácticas y teorías políticas de los pueblos indígenas

Una aproximación entre México y Brasil

La Paradoja de la Percepción

....les señala que quizás había otros caminos y que el que tomaron no era el mejor, o que quizás había otros caminos y el que tomaron el mejor, pero que quizás había otros caminos dulces de caminar y no los tomaron... (Cortázar, Rayuela)

El Caminero

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